seccion-30, El Canto de mi Mismo

The infamous butterfly photo-portrait: in touch with nature?  

Prefacio

Prólogo
Sección 30

Whitman hace una pausa ahora, después de evocar el éxtasis del tacto y la quietud y calma productoras de ese estado intenso, para considerar qué “lección” nos enseña el Tacto mismo. No es sorprendente  que enseñase democracia. 

El tacto ordinario, de cada día es tan común que nos insensibilizamos con respecto a lo milagroso que es. “(¿Y qué es más o menos que un toque?)”. Al mirar Whitman a las “cosas” del mundo, se da cuenta de que cualquiera de las  “verdades” que pueda encontrar deben de hecho “esperar adentro de todas las cosas” por cuanto el mundo está siempre y sólo encarnado. Nada existe afuera de los materiales: las cosas del mundo están siempre en proceso de vivir y morir, siendo construidas y destruidas, pero estos procesos siempre trabajan a través de materiales, y por lo tanto (como el poeta del siglo XX William Carlos Williams lo expondría no hay “ideas sino en las cosas”). Una relación sensual con las cosas encarnadas del mundo durante el momento en que vivimos es la única manera en que descubriremos la verdad por fin, porque la verdad surge sin esfuerzo de las cosas, y “lo insignificante es tan grande para mí como lo demás”. Podemos trabajar arduamente para formular “verdades” abstractas –como tratan de hacerlo “la lógica y los sermones”- pero la verdad nace de todas las cosas sin necesidad de “fórceps obstétricos”: la verdad está allí en las cosas que nos rodean y no necesita las abrazaderas de la lógica para ser extraída. Podemos estar ciegos a los grandes misterios que contiene cada cosa en el mundo, pero, sin embargo, allí están discernibles a nuestros ojos y oídos y gusto y tacto, ya sea un amanecer, un escarabajo estercolero, una maleza que hinca, la “humedad de la noche” o los “húmedos terrones” al pie de nosotros, todas las verdades que conoceremos allí están siempre enfrente nuestro. 

Ahora con su cerebro “asentado” en el tiempo breve luego de la agitación del éxtasis sexual y la eyaculación del semen (“una gota de mí”), puede reflexionar sobre la experiencia erótica que ha tenido; se da cuenta de la fertilidad latente en los “húmedos terrones” (húmedos por las “precipitaciones de lluvias”) y  comprende que la verdad última (el “compendio de todos los compendios”, el compendio más allá de todos los compendios de conocimiento) está allí mismo en “el cuerpo del hombre y la mujer”, en sus tendones físicos, y en el deseo corporal que los seres humanos sienten uno por el otro. Este deseo puede expresarse en términos de amor de un cuerpo por el otro cuerpo, pero ese “sentimiento”  va a “multiplicarse sin límite” hasta llegar a ser “omnífico”, creador total, hasta que el deseo individual se irradie hacia el mundo, y sintamos “placer” no sólo con nuestro amante sino con toda la humanidad y el mundo entero.

—EF (Traducción L. A. Ambroggio)

 

Todas las verdades esperan adentro de todas las cosas;
Ni se apresuran ni se resisten a sus propias entregas;
No necesitan los fórceps obstétricos del cirujano;
Lo insignificante es tan grande para mí como lo demás,
(¿Y qué es más o menos que un tacto?)

Ni la lógica ni los sermones convencen--
La humedad de la noche entra más profundamente en mi alma.

(Sólo lo que se prueba a todos los hombres y a todas las mujeres es verdad,
y sólo lo que nadie puede negar es verdad.)

Un minuto y una gota de mi ser sosiegan mi cranio;
Creo que los húmedos terrones serán un día luces y amantes,
Y que el cuerpo del hombre y la mujer son el compendio de todos los compendios,
Y que una cumbre y una flor allá es el sentido que tienen uno por otro,
Y que de esa lección han de multiplicare sin límite hasta que se hace omnífico,
Y hasta que todos y cada uno nos da alegría, y nosotros a ellos.

 

Afterword

Epílogo

Las lluvias primaverales habían acabado, y los arqueólogos mientras excavaban   un fuerte en Merv, Turkmenistán, estaban ansiosos por discutir sus descubrimientos –una pared, piezas subterráneas, monedas. El descubrimiento de un hueso de toro sugería la existencia de una sociedad agrícola instalada allí hace 5000 años, una civilización del tipo de Mesopotamia o China, los tiestos de porcelana,  coleccionados en rectángulos delineados por una cuerda, esperaban el trabajo de conjeturas ilustradas de los entrenados en el arte de leer señales de residuos humanos. En una mañana calentita de Mayo, observé cómo una mujer anciana cubierta con una pañoleta impartía órdenes  a los trabajadores a que escudriñaran una pila de tierra y luego otra, congregando en el ojo de su mente (al menos eso es lo que yo me imaginé) una foto del mundo antiguo –los gobernantes y los gobernados, armas y utensilios de cocina, rituales de siembra y de cosecha. Y más aún: tormentas, terremotos, plagas… No es una tarea pequeña, tanto para el arqueólogo como para el artista, descubrir verdades que, como Whitman nos recuerda en esta sección, “esperan adentro de todas las cosas” porque “ni se apresuran ni se resisten a sus propias entregas”. El truco está en reconocer la chispa de la creación, lo esencial, en cosas tanto grandes como pequeñas. Porque todo tiene importancia. 

Esta fue la lección que  Rainier Maria Rilke aprendió en el estudio de Auguste Rodin. Un día el escultor le preguntó qué estaba escribiendo. Nada, respondió el poeta; entonces Rodin le aconsejó que fuese al zoológico y observase a un animal hasta que lo pudiese representar en la página. Una visita que inspiró “La Pantera”, el primero de cientos de poemas sobre cosas. Compiló estos textos  en dos volúmenes de Poemas Nuevos (1907), un documento central que junto con los escritos de  William Carlos Williams, Francis Ponge, Pablo Neruda y otros, establecieron la tradición moderna de descubrir en objetos cotidianos  pistas sobre el sentido de la existencia –una tradición inaugurada por Whitman, que formuló la más importante de todas las preguntas: “¿…Qué es más o menos que un toque?). La repuesta se encuentra en el amor. El arqueólogo de Turkmenistán alzaba un fragmento al resplandor del sol y sonreía 

—CM (Traducción L. A. Ambroggio)

Question

Pregunta

¿Puedes describir alguna oportunidad en la cual te haya parecido que el estar viendo intensamente una cosa física fuese más significativo que cualquier otra cosa que hubieses leído en un libro o escuchado en una clase o un sermón?  ¿Qué verdad te esperaba en esa cosa?

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